El Interior - 1945 Reflexiones sobre la educación de la Mujer.

Ficha

Título: El Interior - 1945 Reflexiones sobre la educación de la Mujer.
Descripción: Nadie duda que espiritualmente el hombre y la mujer son iguales. El alma humana no reconoce sexo. Nadie puede sostener tampoco que en valor intelectual el nombre sea superior a la mujer.
Pero no puede negarse que filosófica mente son diferentes, lo que no quiere decir que el uno sea superior al otro. La naturaleza ha encargado a cada uno distinta función en la perpetuación de la especie, y esta unción cotidiana una modalidad y una posición y función diferentes en la persona, dentro de la familia y con relación a la sociedad,. Como dice Marañon, basta estudiar la arquitectura del hombre y de la mujer para darse cuenta de que la posición del uno y del otro, frente al mundo en que existe y a la vida, es diferente. En la
arquitectura masculina los órganos sexuales están fuera de las
líneas centrales; en la mujer todo el esqueleto y todo el organismo está construído para su función de madre El ser humano es un complemento en función de la unidad: no hay miembro, tejido o célula que estén construída sin mirar a conservar la vida total y a desempeñarse como una sola unidad, a persona humana. No hay un solo movimiento en el hombre que no repercuta en el organismo entero, no hay enfermedad o lesión que afecte un solo órgano. Todavía más, lo espiritual y o material están tan enteramente unidos que puede sostenerse que no hay un pensamiento, por espiritual que sea, que no vaya sostenido por todo el organismo material, y no hay movimiento que la materia que no repercuta en las funciones espirituales del hombre inteligencia y voluntad

La raíz del problema de los liberados.
Afirma la Constitución Nacional que las cárceles no serán para castigar sino para seguridad de quienes están alojados en ella.
De ello debe deducirse, como corolario lógico, que la sociedad no quiere considerar como un desecho humano a quienes han cometido un delito —claro que siempre ha excepciones notorias—, sin darles la oportunidad de readaptarse. Por eso tantas veces se ha insistido en que el problema carcelario es un problema social que requiere métodos y funcionarios acorde con ello. Y por eso, también, las muchas críticas acerca de la forma en que se le encara entre nosotros. El tema vuelve a actualizarse frente al caso registrado en Bahía Blanca, donde un ex penado que hace tiempo ha cumplido su condena y no obstante su buena conducta, no se ha podido lograr ocupación honesta que le permita sostenerse a si
mismo y a su anciana madre . Patética resulta siempre la suerte de estos hombres que, por haberse puesto en alguna oportunidad al margen de la ley —y vaya uno a saber; en muchos casos, por imperio de cuales circunstancias —, no logran un perdón efectivo de sus culpas ni aun cuando han cumplido la condena penal que la sociedad les impone. Pareciera como si ya no les fuera posible vivir dentro
de la comunicad y es así como hombres que todavía podrían ser útiles a la sociedad, se ven forzados por la confabulación de todas esas circunstancias a lanzarse, definitivamente, por caminos vedados a la honestidad. A la sociedad le resulta de modo después lavarse de culpas, cuando en verdad es la primera responsable de tales resultados.

La asistencia obligatoria a las escuelas
Las disposiciones que rigen en nuestro país en materia de educación común establecen la obligación, por parte de los padres, le enviar a sus hijos a las escuelas. Diversas penalidades son establecidas para quienes no cumplan las citadas disposiciones, cuyo objeto fundamental es el de combatir por todos los medios el analfabetismo. Nunca se ha discutido la bondad de ese sistema, toda vez que el mismo se imponía frente al caso de muchas personas que, no llegando a comprenderla cabal importancia que tiene el que sus hijos reciban los bienes morales e intelectuales que les proporcionara la enseñanza y la educación primaria, no se preocupaban mayormente por este asunto. De esta manera. los esfuerzos oficiales por difundir la educación no encontraban todo el auspicio que fuera de desear de parte de la población, lo cual determinó a establecer medidas que contemplaran acertadamente tal situación
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Autoría: El Interior
Fecha: 10 noviembre 1945
Editor: El Interior
Fuente: Violeta Martínez. Archivo Histórico Palmiro Pedemonte

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